El español Ray Loriga (Madrid, 1967) ganó hoy el premio Alfaguara de Novela por su obra “Rendición”, que fue escrita, según manifestó el autor, al amparo de “la sombra de Juan Rulfo”.
“Nuestra herencia literaria es riquísima, una fuente inagotable que nos une, nos ampara, nos protege y nos ayuda a todos los que nos interesa este asunto de pensar en algo mientras caminamos”, manifestó Loriga desde Madrid.
“Creo que esta lengua común significa muchísimo por su riqueza, porque no estaríamos aquí sin ella. Yo no sería quien soy sin Juan Rulfo, todo lo medianamente inteligente que hay en mi libro está de alguna manera a la sombra de Juan Rulfo”, destacó el autor.
“Rendición” se impuso ante 665 manuscritos, de los cuales 305 fueron remitidos desde España, 107 desde Argentina, 91 de México, 50 de Colombia, 48 de los Estados Unidos, 23 de Chile, 21 de Perú y 20 de Uruguay.
Con “Rendición” se premió “una historia kafkiana y orwelliana sobre la autoridad y la manipulación colectiva, una parábola de nuestras sociedades expuestas a la mirada y al juicio de todos”, sostuvo la mexicana Elena Poniatowska, presidenta del jurado integrado también por Eva Cosculluela, Juan Cruz, Marcos Giralt Torrente, Santiago Roncagliolo y los argentinos Samanta Schweblin y Andrés Neuman.
La novela, que fue presentada con el seudónimo del ex futbolista argentino Sebastián Verón, está escrita “sin caer en moralismos, a través de una voz humilde y reflexiva con inesperados golpes de humor”.
El escritor construyó “una fábula luminosa sobre el destierro, la pérdida, la paternidad y los afectos. La trama de ‘Rendición’ sorprende a cada página hasta conducirnos a un final impactante que resuena en el lector tiempo después de cerrar el libro”, agregó el jurado.
Poniatowska, que llenó la ceremonia de humor y a quien Loriga abrazó luego de recibir el galardón, habló del significado de haber sido premiada. “El hecho de haber sido ganadora también me catapultó -cosa fácil porque soy chaparrita-. Me enviaron por toda América Latina y eso me conmovió mucho, como me pasó en Bolivia”.
“Cuando llegué y pude sentir el cariño y conocer la inteligencia de su gente o ver a las mujeres caminando con sus bombines fue toda una experiencia nueva. Fue una emoción recorrer el continente al que pertenezco porque es una fuente de maravillas”, recordó.
“Recibo el premio en el año que he cumplido 50 años, a 25 de mi primera publicación. Como decía mi abuela me gusta morir con números redondos: mi abuela murió a los 99,9, quería llegar llegar a cien”, señaló Loriga ante un jurado que luego inició una ronda de preguntas.
Al recibir el galardón que premia a la literatura en español, Loriga recordó que el idioma lo remite a su madre, “que se crió en Venezuela, y a un hermano que perdí, que nació en Maracaibo”.
El escritor, autor de las novelas “Lo peor de todo” (1992), “Héroes” (1993), “Caídos del cielo” (1995), “Tokio ya no nos quiere” (1999), “Trífero” (2000), “El hombre que inventó Manhattan” (2004), “Ya solo habla de amor” (2008), “Sombrero y Mississippi” (2010), entre otras, valoró “la imaginación” como combustible para un creador.
“Solo está la imaginación y eso es lo único que no se puede cortar por ningún lado, no se puede poner ningún límite, ni muro. Esa mirada que viene de ningún sitio para mí es la literatura y lo ha hecho Sabato antes que yo, y aprendí de otros que lo hacían, de otros muchos que lo hicieron”, sostuvo y agregó entre los autores que marcaron su literatura a Franz Kafka.
Calificada como una picaresca de ciencia ficción por Neuman, y consultado acerca de si pensó la obra como un espacio de diálogo entre lo cervantino y la picaresca, Loriga se remitió a su lectura de “El guardián entre el centeno”, del escritor estadounidense J.D. Salinger, a los 16 años.
“Cuando leí ‘El guardián entre el centeno’ pensé en ‘El lazarillo de Tormes’ con Nueva York detrás, y ese espíritu no me era ajeno. La picaresca no es más que la situación de una persona cualquiera al socaire de las circunstancias y cómo intenta protegerse de ello, sacar algún provecho vital, porque a veces el hambre aprieta y la dignidad mata”, reflexionó.
“De eso quería hablar en este libro: quiénes somos cuando nos cambian las circunstancias, cuando nos quitan las flores del jardín, cuando los muebles se han ido, cuando las situaciones han cambiado quien somos de verdad”, agregó el escritor que, como guionista de cine, colaboró entre otros con Pedro Almodóvar y Carlos Saura. También dirigió las películas “La pistola de mi hermano”, adaptación de su novela “Caídos del cielo”.
“El sentido era acertar con una novela que salga de las propias palabras, porque las palabras nos unen en cualquier idioma. Recuerdo la primera frase del libro, ‘Nuestro optimismo no está justificado’, no hay ninguna señal que nos invite al optimismo, y es nuestro optimismo como la mala yerba lo que nos lleva a en pensar en una frase y seguirla hasta el final, para ver dónde me llevaba y me llevó hasta allí”, dijo Loriga.
Los organizadores informaron que la convocatoria para el premio 2018 culminará el 1° de noviembre de este año y el fallo se dará a conocer en enero del año próximo.